Si la logística ya era importante en la era preCovid -porque, aunque ahora cueste imaginarlo, hubo un tiempo en que vivíamos sin mascarillas ni miedo a virus ni contagios-, el estallido de la pandemia ha puesto de manifiesto que el sector logístico es un sector fundamental para la sociedad. Una razón obvia es porque da salida a la demanda de comercio electrónico que se disparó durante el confinamiento. En 2019, el ecommerce creció un 20% y, con el comienzo de la pandemia, llegó hasta el 30% (datos: ESIC). Esta tendencia seguirá presente en los próximos años, pues las compras online ya forman parte del día a día de muchos ciudadanos que no utilizaban este modo de comprar antes del confinamiento.

Para adaptarse a esta situación, las empresas de logística han tenido que transformarse por completo. Para ello, han tenido que organizar y ampliar sus plantillas, adecuar el equipamiento de repartidores, adaptarse a los protocolos sanitarios y, especialmente, gestionar el crecimiento imparable de entregas.

Esto ha significado una inversión considerable: Las inversiones en la creación de nuevos centros de reparto y almacenes han rondado los 1.500 millones de euros en 2020. Las empresas de logística y transporte han crecido entre un 50% y un 60% en los envíos de comercio electrónico.

Según publica Cadena de Suministro, los indicadores anticipan que el mercado de servicios logísticos continuará creciendo hasta 2024 impulsado por las transformaciones que ha introducido la pandemia. Según Transport Intelligence, el mercado logístico experimentará un crecimiento continuado de un 4,7% hasta 2024, con un 2021 especialmente fuerte, con la mayoría de los mercados logísticos recuperándose de la contracción global.

El último trimestre de 2020 “la logística y el transporte alcanza un total de 1.010.200 ocupados, lo que implica un descenso anual de un 3,86%, aunque, al mismo tiempo, también supone un incremento de un 2,93% trimestral, según los datos recogidos en la última Encuesta de Población Activa elaborada por INE”