El objetivo está claro: avanzar hacia una movilidad sostenible donde el número de emisiones se reduzca drásticamente y mejore la calidad del aire. La Unión Europea se ha marcado como meta convertir a Europa en el primer continente climáticamente neutro en 2050. Para ello, apuesta por un tipo de transporte multienergético. Por otro lado, los fabricantes son también conscientes de la necesidad de avanzar hacia una movilidad más sostenible y están buscando las mejores soluciones tecnológicas. Algunos de ellos se han decantado por los vehículos impulsados por baterías eléctricas, otros por la pila de combustible de hidrógeno. ¿Qué alternativa es mejor? El debate está en la mesa.
Según el estudio publicado por el Departamento de Ingeniería de la Universidad de Cambridge, los vehículos eléctricos pesados son más eficientes que los de hidrógeno puesto que reduce al máximo el desperdicio de energía de entrada, lo que conlleva que las emisiones de CO2 se minimicen. Según el estudio, la huella de carbono que dejan los vehículos de hidrógeno es mayor que la de los vehículos eléctricos. Por tanto, recomiendan esta tecnología al gobierno del Reino Unido para 2050, fecha límite en la que se ha comprometido a llevar todos sus gases de efecto invernadero a cero netos. Algunos fabricantes han apostado por este tipo de energía y han manifestado su intención de invertir 500 millones de euros en la instalación de 1.700 puntos de recarga de energía verde de alto rendimiento cerca de las carreteras y en los puntos logísticos y de destino..
Sin embargo, hay fabricantes de vehículos que difieren con esta posición y se han decantado por los vehículos de hidrógeno frente a los eléctricos. Sus argumentos son también consistentes. En primer lugar, afirman que requieren menos tiempo de recarga y disponen de mayor autonomía pues “el hidrógeno tiene un gran contenido de energía por unidad de masa y es más fácil de almacenar que la electricidad”. Por otro lado, en el proceso de combustión de los coches de hidrógeno sólo se libera vapor de agua, sin emisiones del tubo de escape y tiene una autonomía muy elevada. Además, el tiempo de recarga del vehículo es similar al del convencional, a diferencia del eléctrico que requiere un tiempo mucho mayor.
En España, el Consejo de Ministros aprobó en octubre de 2020 la Hoja de Ruta del Hidrógeno en la que se fija el objetivo de alcanzar en 2030 entre 5.000 y 7.000 vehículos ligeros y pesados para el transporte de mercancías, entre 150 y 200 autobuses movidos con hidrógeno y la puesta en marcha de dos líneas de trenes comerciales.
El reto mayor al que se enfrentan ambos tipos de vehículos es el de las infraestructuras de recarga. Apenas hay seis hidrogeneras hoy en día en España. Los fabricantes reclaman ayudas para el desarrollo de esta infraestructura, así como una reducción del precio de la luz para que el proceso de electrólisis por el que se divide el agua en hidrógeno y oxígeno no resulte tan caro. La conciliación entre el sector público y privado son claves para poder avanzar hacia una movilidad sostenible que se adhiera a los objetivos fijados para el año 2050.